Cuáles son las obras descritas en el Evangelio que muestran a Cristo como hombre perfecto y también como Dios perfecto.
En verdad, que el Señor Jesús es un hombre perfecto por naturaleza, pero sin la contaminación y la suciedad de la naturaleza, se demuestra claramente por los nueve meses en los que fue portado en el útero, su nacimiento, educación, bautismo, tentaciones, hambre, sed, trabajos, fatiga, lágrimas, dolores, sueño, aburrimiento y todas aquellas afecciones naturales e irreprochables de los hombres, además de las bofetadas, golpes, azotes, insultos, burlas, escupitajos (1) y otros similares, así como también por la cruz, los clavos, el vinagre, la hiel, la lanza, y finalmente por la muerte, el entierro y la sepultura. Todo esto fue visto por los discípulos para confirmar su fe en su carne, y luego todos los demás lo ven en orden a través de los escritos sagrados del Evangelio. Por lo tanto, todo esto indica que es un verdadero Salvador que es hombre. Que sea el mismo Dios perfecto, sin confusión y contaminación (ya que tomó la naturaleza humana de manera inseparable a su existencia divina y devolvió las condiciones especiales de su naturaleza a su propiedad, y no consideró una humillación aquellos afectos naturales e irreprochables), lo demuestra claramente: el nacimiento sin semilla de una virgen, y lo que se escuchó a su alrededor, la milicia celestial y angélica cantando la gloria, un himno magnífico; la estrella que guio a los Magos en su viaje, su presentación secreta y adoración de las grandes cosas; además, el testimonio excelente de Juan en el bautismo, y la voz del Padre que irrumpió desde los cielos abiertos y el Espíritu que desde entonces descendió sobre él en forma de paloma, atrayendo esa voz sobre el que lo bautizaba, y pronunciaba celestialmente al Hijo amado; y muchas otras cosas que no es el propósito de esta obra enumerar detalladamente. Lo dicho es suficiente para dar fe de su divinidad para aquellos que pueden percibirla y entenderla firmemente. Además, para que este mundo espantoso y oscurecido fuera iluminado, y los hombres que viven en la oscuridad pudieran ver la luz inmensa e increíble del amor divino hacia la humanidad y conocer sus riquezas de bondad, demostrando y confirmando la fe de los hombres con prodigios y milagros aún más grandes, Dios y el mismo hombre Verbo comprobó su divinidad cada vez más.